jueves, 6 de diciembre de 2007

UNa muestra de la Revolución de los Peces

Lo más parecido a Dios es el agua

Ba Han Shen

1

Si quieres recordarte, siéntate:
respira,
Junta las manos
derecha sobre izquierda.
Crea un puente en los pulgares.
Presta atención a tu vientre, percíbelo.
Allí el caldero donde emerge el tú.
la luna, el sol y los demás destellos.

La luz va llegando desde el este, observa.

El sonido del mar se hace cercano.
El sueño y la vigilia, ambas se han fundido
No te distraigas, esto es sencillo no huele.
No sabe a nada, no tiene color, es agua.
Ése es el hilo. Lo vas notando lentamente.

Se expresa en el silencio la urdimbre de las voces.
Se va abriendo en la penumbra el rumor del aire.
Vital y grato. Siéntelo,
hazte el propósito.
Es invisible, no le tocas, no le puedes atrapar.
¿No será de amor Su aliento cuando al fin te encuentra?
Sigue respirando porque más de ti vas conociendo.
Más del suelo, del sillón, del edificio.
Más del parque, de la calle, de los autos.
Más de ese navío, de esas puertas. Ese tonel y ese garfio.
Lo íntimo del mar está en el viento.

Vas comprendiendo y el miedo se diluye.

Escucha: En esta noche duerme la ciudad
En este día.
Y en realidad todo relucirá de otra forma
Cuando tiendas desde el centro del corazón
Un lazo al infinito resplandor ahí en lo alto.
Y te dispongas
al cuidado del gladiolo y cedas al sereno
Canto de la mañana que no te pide nada.
Y de la noche que todo tu brillar recibe.

En esa estancia cada ser de tu ser se fundirá al servicio.
De la claridad amplísima del viento.
Y el Divino dejará caerse en tiernos gestos
Y en su caricia nunca olvidaremos nuestro origen.



2


En este momento hablemos, si tú quieres.
Podemos sostener dos alientos y entre ellos
Percibir en los dos rayos el color.

Temblamos, nos movemos en la luz.
Como dos velas que el fuego consume en el espacio.
Pero no mires lo absurdo en lo que apenas comprendes,
Y no enjuicies tan pronto el latido del león,
Ni la fruición de la ardilla o la lengua de los caballos.

De todos los cristales hoy éste ha aparecido.
Evita en lo sucesivo hacer comparaciones y aprende
A ver la fluidez del canto en la mirada, el fulgor de lo sentido
Entre las manos.
Hurgando esa palabra para abrazar soles, cálices de aguas,
Yerbas, bosques, algas y tormentas.

Lo que se vive ahora es guerra.
Lo que se vivió antes, lo que está por vivirse
Es guerra, si cerrando los ojos, desaparece el crepúsculo.

Pero la poesía se invoca en su ritmo, su plenitud.
Si ahondas en su sonido, puede que aparezcan
Cálidas lagunas, plazas, movimientos de planetas.
También los sucesos y sus temas, el ondear de su cabello,
Los sauces y sus secretos.

En ese sonido escuchar
Lo que a ti llegando en la quietud se ofrece.
Sólo date cuenta, espera un momento, inspírate
Del verdor en el fresno, ve: aquel jazmín no es lejano.

También está el sonido de la guerra, es lo que abunda.
Y lo que abunda no siempre es tu sentido.

Lo que deseo explicarte no tiene en su asunto vía recta,
Concatenación discursiva de lógica moldeable.
Lo que busco decirte está en los silencios
De la bruma y el sol entre las flores,
Entra, no por eso me volveré tu superior.
No pensaremos por ti, no haremos muros a tu alrededor.

En la contemplación torna a la alegría.
El verso es un saludar, brilla en consciencia,
Cual el ver de la piedra o el monte hacia la nube.

Y a cada instante algo se está volviendo lumbre.
Observa, deja a un lado los prejuicios.
Una caricia, un ritmo: La pausa entre el sonido y la ventana.
El estallido de la flor cuando se abraza a la luz,
El suspirar de las olas cuando se nutren de la noche.

Así, por ese repentino rumor
De relámpagos y encinas,
Podemos conocer el rumbo del electrón en la pantalla
O la sinuosa ruta de la imagen en tus ojos. Eso no es todo,
Pero ante la inmensa pregunta que plantea cada cosa
Puede serlo.
Una a otra van ligadas, uno a todo, causalmente.

Nombro esta ansia: llamar a ese Espíritu,
Hacerme uno con Él.
Reunirme nuevamente con el sol, amar
Con lo sin fin de cada astro.
Beber en su hálito la flama que en tu cuenco pueda despertar,
Que saborees, que gustes el grato aroma de la luna
Cuando el sol también está y todo a una inefable presencia
Se va entrelazando.
Todo es un decir celebrando. En el tono
Está lo importante, lo sugerente en la cualidad de la inflexión,
La diferencia entre lo visto y lo escuchado: el puente
Entre los ojos y el oído.

Debes saber que en la pupila, su oscuridad,
Congrégase la semilla de mil nombres, crecen serenos
Los suspiros y el fuego oscuro derramado en la rosa.
Sin competir, sin desafiar con estruendos las miradas.
No se yergue sobre otros, nunca combate.

Luego de todo aquello nada sabemos, sólo siente
La complacencia de estar de cada cosa, la bella forma
Que adquiere el agua en las orillas, su danza irrepetible.
Un poco de eso está en tus ojos,
su cimbrear y su aleteo
También anida en cada mano, siempre que palpite
Tu corazón como un único encuentro en el instante,
Como un sabor que en cada aliento se renueve.

La vida hace mucho que empezó,
Estamos en el océano.

Nueva Publicación de Poesía y Libro Objeto

Acaba de salir La Revolución de los Peces, mi último poemario hasta el momento. Esta es una publicación hecha a mano, siguiendo el referencial del libro artesanal y con pinturas distintas por ejemplar. El tema del libro es la consciencia del corazón y las relaciones con los lenguajes míticos de las tradiciones ancestrales. Escríbanme si desean el libro a florentino14@hotmail o me llaman al 91982676.